Tiempo de definiciones para Arcioni, Luque y Trelew
Por Santiago Costa
Todos los indicadores económicos preanuncian una nueva crisis financiera global y una nueva mirada nacional al abismo. Indiferente, la política chubutense batalla entre crisis sociales o partidarias locales.
El mundo, el país, la provincia
Esta semana bajó el precio del petroleo (por la quiebra de bancos en el hemisferio norte, que preanuncia un efecto dominó) y también subió el dólar blue.
Las reservas del Banco Central sufren su peor baja trimestral desde 2018, lo que se traduce (por ejemplo) en fatigosas negociaciones de la industria petrolera y pesquera por conseguir dólares para importar maquinaria o insumos.
A lo que hay que agregar el impacto que se avecina por la sequía de dólares por la sequía del campo.
Pero lo que más impacto tuvo fue que la inflación de febrero fue más de dos puntos superior a lo esperado.
Esto siginifica un fracaso del ministro de Economía Sergio Massa, que apuntó a una inflación mensual de 3,9 y le apareció una de 6,2 (y marzo siempre es peor).
Massa sigue siendo la esperanza blanca electoral del oficialismo, que acaba de definir la fecha de las elecciones nacionales: 13 de agosto las PASO, 22 de octubre las generales.
El gobernador Arcioni viene hace meses ganando tiempo, estirando la definición ante el periodismo y el sistema político local, para fastidio de sus aliados.
El argumento es el de siempre: todos los presidentes de los partidos están de acuerdo con que las elecciones sean simultáneas, aunque esto podría cambiar si hubiese consenso para eso.
En todo caso la definición del cronograma electoral nacional achica el margen para la indefinición local. No importan las declaraciones a la prensa, sino la firma del decreto convocando a elecciones.
Si Mariano Arcioni une las elecciones provinciales con las nacionales, favorecerá directamente a Nacho Torres / Damián Biss y a César Treffinger (a quienes sus presidenciales aportarán votos) por sobre sus aliados Juan Pablo Luque y Ricardo Sastre.
La sucesión en Comodoro ¿parte al peronismo?
El intendente de Comodoro enfrenta el problema de la sucesión, que está derivando en fragmentación política del oficialismo local.
Esta semana el secretario de Gobierno Maximiliano Sampaoli se lanzó oficialmente a la intendencia de Comodoro. El delfín del intendente hizo un acto en PJ, al que le faltó mística y el propio Luque.
El día después se partió el bloque oficialista en el Concejo Deliberante, con la salida de Viviana Navarro, que responde a Carlos Linares (aunque una cosa no haya causado la otra, el momento no fue el mejor).
El senador viene aportando confusión diciendo que “si Cristina se lo pide” se presentaría nuevamente a intendente. También se sacó una foto con José Glinski, al que Jorge Taboada apoya para la intendencia.
Trelew: conflicto social en plena campaña
Pero es en Trelew donde hoy se disputa poder. Adrián Maderna tuvo una semana para el olvido con la nueva interrupción del servicio de colectivos, esta vez por la finalización de la prórroga del contrato, lo que dejó en evidencia su improvisación.
También la falta de servicios en el Loteo Belgrano motivó una movilización al municipio. Incluso se pudo ver una interna pública entre concejales oficialistas sobre la excepción a la ordenanza que permita la instalación del mayorista “Maxiconsumo” a menos de 20 cuadras del mayorista “Yaguar”.
Munición gruesa electoral
En el plano electoral, Emanuel Coliñir y Gustavo Mac Karthy endurecieron notablemente su discurso.
El primero tildó de irresponsable al oficialismo por la falta de planificación en el Loteo Belgrano y en el transporte urbano. También acusó al madernismo de clientelar por la compra millonaria de alimentos en plena campaña.
Coliñir dijo entre otras cosas que Maderna no gobierna hace dos años.
El camporista también incorporó una novedad: las promesas de campaña. En un todo por el todo, ya prometió la creación de 2500 puestos de trabajo y la exención de impuestos a comerciantes.
También a todo o nada, Gustavo Mac Karthy brindó un nuevo argumento para votarlo: dijo explícitamente que el madernismo será desestabilizador en la oposición, por lo que el próximo intendente deberá tener espalda política para gobernador.
También que podrá captar el voto que hubiera ido a Federico Massoni, pero que al mismo tiempo retendrá al voto peronista, porque “ya nos conoce”.
César Treffinger dijo hace días que sus valores son los de la Infantería de Marina, pero Mac Karthy se desligó de una alianza provincial con el PLICH y declaró que tanto Luque como Sastre tendrán que ver qué hacen con Trelew.
Lo que indica que Mac Karthy apuesta a ganar ganar la intendencia y desde ahí “recibir” a Luque y Sastre para negociar que sus legisladores provinciales vayan por la lista del Frente de Todos (y no la del PLICH).
También se supo esta semana que finalmente serán 10 los candidatos/as a Intendente, porque el Provech inscribió a Miriam Vázquez. Su escaso nivel de conocimiento sugiere que, al igual que Hernán Gustavo Sghelfi (Vida) y Luis Collio (Educación, Cultura y Trabajo), su candidatura parece obedecer más a negociaciones frustradas para integrar una alianza (o incorporar a un candidato extra partidario) que a una estrategia electoral.
Distinto de quienes siempre tuvieron claro su juego, como Gerardo Merino (JXC), Eduardo Hualpa (FPT), Matrín Saez (FIT) y Claudio Paredes (Renovación y Desarrollo).
Futuro incierto
El gobernador definirá en los próximos días si ata el destino del peronismo provincial al nacional, en vísperas de un agravamiento de la crisis económica.
Juan Pablo Luque no puede dar el salto a la elección provincial sin tener ordenado el tablero local. Su enfrentamiento con Othar Macharsahvilli y la inverosímil candidatura de Sampaoli habilitan movimientos pintorescos, como los de Linares y Glinski.
En Trelew los distintos conflictos sociales agravan día a día la imagen de la gestión y su candidata. Pero la dispersión del voto por la multiplicidad de candidatos hace que el final sea abierto entre los principales cuatro contendientes.